La ruta del ciclo del agua en el territorio austral de Aysén : develación de paisajes del agua en Fiordo Elefantes

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2020
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Abstract
Son bastante peculiares los territorios que tienen la capacidad de evidenciar el ciclo del agua por medio de sus elementos y sistemas naturales, como el caso del Fiordo Elefantes en la Región de Aysén. Esta particularidad se debe a que el agua se convierte en parte primordial y condicionante en muchos ámbitos relacionados al territorio, desde la formación de la topografía y las ecologías, hasta incluso influyente sobre dinámicas antrópicas en el ámbito cultural e histórico, y también en lo económico y productivo. De esta manera, el cruce entre un habitar milenario sobre el agua de los fiordos patagónicos, junto a la presencia del agua en todos sus estados, permiten la configuración de paisajes del agua asociados a una narrativa que devela el ciclo hidrológico en el territorio, permitiendo así, la comprensión de este. La Región de Aysén tiene una compleja formación morfológica, donde destaca su fragmentada costa, la cual no se compone de una línea continental continua, sino que de una franja compuesta por la configuración de múltiples canales e islas, cuya formación mantiene una intrínseca relación con el agua. La existencia de múltiples formas de agua -fiordos, glaciares, lagos, lagunas, ríos, cascadas, humedales y marismas- generan un territorio de variados encuentros y gradientes entre tierra y agua, eliminando el concepto de tierra firme y abriendo paso a un suelo cambiante y accidentado que destaca por su alto grado de inaccesibilidad para el ser humano. De toda la zona del archipiélago, destaca en particular una unidad morfológica cuya formación fue producto de la acción glaciar en el Pleistoceno, el fiordo. Esta forma del agua no se encuentra comúnmente, sobresale por ser un área de intercambio de aguas de distintos orígenes, formando ecologías particulares, y además actúa como un espacio de transición entre el territorio terrestre y el marítimo. En base a lo anterior, no es fortuito que la Región de Aysén sea considerada zona extrema. Toda la costa de archipiélagos presenta menor población, aislamiento con respecto al resto de la región, y problemas de infraestructura. Todos estos son el resultado de un territorio que históricamente ha sido difícil de habitar, y en primera instancia de explorar. Se cree que en un contexto donde el territorio tiene un alto grado de inaccesibilidad para el hombre, la visibilidad del paisaje se vuelve un bien escaso. Los fiordos de Aysén, al presentar esta condición extrema, provocan una sensación de incertidumbre y curiosidad que es inherente a su territorio, generando una necesidad por explorar y por ende (re)conocer. Este objetivo por percibir el entorno se ve dificultado de sobremanera al no poder visibilizar parte importante y particular de este complejo territorio a simple vista, obteniendo siempre una vista limitada, parcial y a veces monótona. Esta visión restringida, genera una oportunidad para comprender el territorio de los fiordos mediante la develación del ciclo hidrológico. Se propone como método de conocimiento, la exploración a través de las dinámicas asociadas al agua. Se considera que esta es parte esencial de la formación y funcionamiento de la fragmentada costa de Aysén, por lo que se elige como caso de estudio el Fiordo Elefantes, un área que presenta una alta presencia y variedad de formas del agua en todos sus estados, proponiendo la ruta como el medio de descubrimiento de un territorio antes imperceptible, la cual se conformaría como una ruta fragmentada, debido a la dualidad agua-tierra que se manifiesta en este territorio de constantes encuentros y gradientes de estos dos mundos. Y las inserciones arquitectónicas como plataformas develadoras de sistemas y procesos, y a su vez configuradoras de paisajes del agua.Son bastante peculiares los territorios que tienen la capacidad de evidenciar el ciclo del agua por medio de sus elementos y sistemas naturales, como el caso del Fiordo Elefantes en la Región de Aysén. Esta particularidad se debe a que el agua se convierte en parte primordial y condicionante en muchos ámbitos relacionados al territorio, desde la formación de la topografía y las ecologías, hasta incluso influyente sobre dinámicas antrópicas en el ámbito cultural e histórico, y también en lo económico y productivo. De esta manera, el cruce entre un habitar milenario sobre el agua de los fiordos patagónicos, junto a la presencia del agua en todos sus estados, permiten la configuración de paisajes del agua asociados a una narrativa que devela el ciclo hidrológico en el territorio, permitiendo así, la comprensión de este. La Región de Aysén tiene una compleja formación morfológica, donde destaca su fragmentada costa, la cual no se compone de una línea continental continua, sino que de una franja compuesta por la configuración de múltiples canales e islas, cuya formación mantiene una intrínseca relación con el agua. La existencia de múltiples formas de agua -fiordos, glaciares, lagos, lagunas, ríos, cascadas, humedales y marismas- generan un territorio de variados encuentros y gradientes entre tierra y agua, eliminando el concepto de tierra firme y abriendo paso a un suelo cambiante y accidentado que destaca por su alto grado de inaccesibilidad para el ser humano. De toda la zona del archipiélago, destaca en particular una unidad morfológica cuya formación fue producto de la acción glaciar en el Pleistoceno, el fiordo. Esta forma del agua no se encuentra comúnmente, sobresale por ser un área de intercambio de aguas de distintos orígenes, formando ecologías particulares, y además actúa como un espacio de transición entre el territorio terrestre y el marítimo. En base a lo anterior, no es fortuito que la Región de Aysén sea considerada zona extrema. Toda la costa de archipiélagos presenta menor población, aislamiento con respecto al resto de la región, y problemas de infraestructura. Todos estos son el resultado de un territorio que históricamente ha sido difícil de habitar, y en primera instancia de explorar. Se cree que en un contexto donde el territorio tiene un alto grado de inaccesibilidad para el hombre, la visibilidad del paisaje se vuelve un bien escaso. Los fiordos de Aysén, al presentar esta condición extrema, provocan una sensación de incertidumbre y curiosidad que es inherente a su territorio, generando una necesidad por explorar y por ende (re)conocer. Este objetivo por percibir el entorno se ve dificultado de sobremanera al no poder visibilizar parte importante y particular de este complejo territorio a simple vista, obteniendo siempre una vista limitada, parcial y a veces monótona. Esta visión restringida, genera una oportunidad para comprender el territorio de los fiordos mediante la develación del ciclo hidrológico. Se propone como método de conocimiento, la exploración a través de las dinámicas asociadas al agua. Se considera que esta es parte esencial de la formación y funcionamiento de la fragmentada costa de Aysén, por lo que se elige como caso de estudio el Fiordo Elefantes, un área que presenta una alta presencia y variedad de formas del agua en todos sus estados, proponiendo la ruta como el medio de descubrimiento de un territorio antes imperceptible, la cual se conformaría como una ruta fragmentada, debido a la dualidad agua-tierra que se manifiesta en este territorio de constantes encuentros y gradientes de estos dos mundos. Y las inserciones arquitectónicas como plataformas develadoras de sistemas y procesos, y a su vez configuradoras de paisajes del agua.Son bastante peculiares los territorios que tienen la capacidad de evidenciar el ciclo del agua por medio de sus elementos y sistemas naturales, como el caso del Fiordo Elefantes en la Región de Aysén. Esta particularidad se debe a que el agua se convierte en parte primordial y condicionante en muchos ámbitos relacionados al territorio, desde la formación de la topografía y las ecologías, hasta incluso influyente sobre dinámicas antrópicas en el ámbito cultural e histórico, y también en lo económico y productivo. De esta manera, el cruce entre un habitar milenario sobre el agua de los fiordos patagónicos, junto a la presencia del agua en todos sus estados, permiten la configuración de paisajes del agua asociados a una narrativa que devela el ciclo hidrológico en el territorio, permitiendo así, la comprensión de este. La Región de Aysén tiene una compleja formación morfológica, donde destaca su fragmentada costa, la cual no se compone de una línea continental continua, sino que de una franja compuesta por la configuración de múltiples canales e islas, cuya formación mantiene una intrínseca relación con el agua. La existencia de múltiples formas de agua -fiordos, glaciares, lagos, lagunas, ríos, cascadas, humedales y marismas- generan un territorio de variados encuentros y gradientes entre tierra y agua, eliminando el concepto de tierra firme y abriendo paso a un suelo cambiante y accidentado que destaca por su alto grado de inaccesibilidad para el ser humano. De toda la zona del archipiélago, destaca en particular una unidad morfológica cuya formación fue producto de la acción glaciar en el Pleistoceno, el fiordo. Esta forma del agua no se encuentra comúnmente, sobresale por ser un área de intercambio de aguas de distintos orígenes, formando ecologías particulares, y además actúa como un espacio de transición entre el territorio terrestre y el marítimo. En base a lo anterior, no es fortuito que la Región de Aysén sea considerada zona extrema. Toda la costa de archipiélagos presenta menor población, aislamiento con respecto al resto de la región, y problemas de infraestructura. Todos estos son el resultado de un territorio que históricamente ha sido difícil de habitar, y en primera instancia de explorar. Se cree que en un contexto donde el territorio tiene un alto grado de inaccesibilidad para el hombre, la visibilidad del paisaje se vuelve un bien escaso. Los fiordos de Aysén, al presentar esta condición extrema, provocan una sensación de incertidumbre y curiosidad que es inherente a su territorio, generando una necesidad por explorar y por ende (re)conocer. Este objetivo por percibir el entorno se ve dificultado de sobremanera al no poder visibilizar parte importante y particular de este complejo territorio a simple vista, obteniendo siempre una vista limitada, parcial y a veces monótona. Esta visión restringida, genera una oportunidad para comprender el territorio de los fiordos mediante la develación del ciclo hidrológico. Se propone como método de conocimiento, la exploración a través de las dinámicas asociadas al agua. Se considera que esta es parte esencial de la formación y funcionamiento de la fragmentada costa de Aysén, por lo que se elige como caso de estudio el Fiordo Elefantes, un área que presenta una alta presencia y variedad de formas del agua en todos sus estados, proponiendo la ruta como el medio de descubrimiento de un territorio antes imperceptible, la cual se conformaría como una ruta fragmentada, debido a la dualidad agua-tierra que se manifiesta en este territorio de constantes encuentros y gradientes de estos dos mundos. Y las inserciones arquitectónicas como plataformas develadoras de sistemas y procesos, y a su vez configuradoras de paisajes del agua.Son bastante peculiares los territorios que tienen la capacidad de evidenciar el ciclo del agua por medio de sus elementos y sistemas naturales, como el caso del Fiordo Elefantes en la Región de Aysén. Esta particularidad se debe a que el agua se convierte en parte primordial y condicionante en muchos ámbitos relacionados al territorio, desde la formación de la topografía y las ecologías, hasta incluso influyente sobre dinámicas antrópicas en el ámbito cultural e histórico, y también en lo económico y productivo. De esta manera, el cruce entre un habitar milenario sobre el agua de los fiordos patagónicos, junto a la presencia del agua en todos sus estados, permiten la configuración de paisajes del agua asociados a una narrativa que devela el ciclo hidrológico en el territorio, permitiendo así, la comprensión de este. La Región de Aysén tiene una compleja formación morfológica, donde destaca su fragmentada costa, la cual no se compone de una línea continental continua, sino que de una franja compuesta por la configuración de múltiples canales e islas, cuya formación mantiene una intrínseca relación con el agua. La existencia de múltiples formas de agua -fiordos, glaciares, lagos, lagunas, ríos, cascadas, humedales y marismas- generan un territorio de variados encuentros y gradientes entre tierra y agua, eliminando el concepto de tierra firme y abriendo paso a un suelo cambiante y accidentado que destaca por su alto grado de inaccesibilidad para el ser humano. De toda la zona del archipiélago, destaca en particular una unidad morfológica cuya formación fue producto de la acción glaciar en el Pleistoceno, el fiordo. Esta forma del agua no se encuentra comúnmente, sobresale por ser un área de intercambio de aguas de distintos orígenes, formando ecologías particulares, y además actúa como un espacio de transición entre el territorio terrestre y el marítimo. En base a lo anterior, no es fortuito que la Región de Aysén sea considerada zona extrema. Toda la costa de archipiélagos presenta menor población, aislamiento con respecto al resto de la región, y problemas de infraestructura. Todos estos son el resultado de un territorio que históricamente ha sido difícil de habitar, y en primera instancia de explorar. Se cree que en un contexto donde el territorio tiene un alto grado de inaccesibilidad para el hombre, la visibilidad del paisaje se vuelve un bien escaso. Los fiordos de Aysén, al presentar esta condición extrema, provocan una sensación de incertidumbre y curiosidad que es inherente a su territorio, generando una necesidad por explorar y por ende (re)conocer. Este objetivo por percibir el entorno se ve dificultado de sobremanera al no poder visibilizar parte importante y particular de este complejo territorio a simple vista, obteniendo siempre una vista limitada, parcial y a veces monótona. Esta visión restringida, genera una oportunidad para comprender el territorio de los fiordos mediante la develación del ciclo hidrológico. Se propone como método de conocimiento, la exploración a través de las dinámicas asociadas al agua. Se considera que esta es parte esencial de la formación y funcionamiento de la fragmentada costa de Aysén, por lo que se elige como caso de estudio el Fiordo Elefantes, un área que presenta una alta presencia y variedad de formas del agua en todos sus estados, proponiendo la ruta como el medio de descubrimiento de un territorio antes imperceptible, la cual se conformaría como una ruta fragmentada, debido a la dualidad agua-tierra que se manifiesta en este territorio de constantes encuentros y gradientes de estos dos mundos. Y las inserciones arquitectónicas como plataformas develadoras de sistemas y procesos, y a su vez configuradoras de paisajes del agua.
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Tesis (Magíster en Arquitectura del Paisaje)--Pontificia Universidad Católica de Chile, 2020
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