Entre lo urbano y lo rural : redefiniendo los límites periurbanos de Santiago a través de la extensión de la red de metro hacia Bajos de Mena

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2020
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En las ciudades históricamente han existido dos grandes fuerzas contrapuestas: lo urbano y lo rural. Las urbes en su necesidad de expandirse se han situado sobre lo rural, consumiendo materiales, energía y suelo, relegando lo rural al deterioro. La presente investigación, se enfoca en la fricción existente entre estos dos mundos, que dieron origen a lo periurbano, un lugar donde se yuxtaponen y coparticipan los espacios naturales, rurales y urbanos generando un sistema de interacciones (Pellicer, 1996), que en el caso de Santiago se define además por las superposiciones de múltiples límites gatilladores de la segregación y exclusión socioespacial de ciertos sectores. Puente Alto, San Bernardo y La Pintana, comunas periurbanas del cono sur de Santiago son la imagen de la fractura urbana por sus diversos límites. Proyectos infraestructurales (autopistas y ferrocarriles), elementos geográficos (cerros islas, río Maipo y paños agrícolas), asentamientos aislados e inadecuados y divisiones político-administrativa dan cuenta de un territorio fragmentado y desarticulado que requiere intervención. Bajos de Mena, uno de los barrios más estigmatizados de Santiago puede definirse en cuanto a sus superposiciones de límites que funcionan como barrera. Esta configuración de bordes rígidos ha forjado con el tiempo la segregación y exclusión socioespacial que caracteriza al sector. Las fronteras limitaron la posibilidades de movilidad, aumentaron los tiempos de viaje y restringieron la conectividad de los habitantes a nivel local y metropolitano (Landon, 2016). Sin embargo, con la llegada del metro a las comunas periurbanas (entre ellas Puente Alto, Bajos de Mena) se generará una nueva oportunidad de diseño y planificación tanto en el barrio como en todo el sector sur de Santiago. La intervención pretende generar un sistema intercomunal multiescalar urbano, paisajístico y social que cohesione y suture un territorio fracturado, diluya sus límites rígidos, integre la periferia a la trama urbana, reformule la relación campo-ciudad, preserve los sistemas con alto valor ecológico, mejore la movilidad intercomunal y metropolitana, integre a Bajos de Mena al contexto circundante, componga una trama de interrelaciones, para así fortalecer la identidad de Bajos de Mena y de la periferia sur, esto con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas y contribuir a reparar un ecosistema degradado y postergado.En las ciudades históricamente han existido dos grandes fuerzas contrapuestas: lo urbano y lo rural. Las urbes en su necesidad de expandirse se han situado sobre lo rural, consumiendo materiales, energía y suelo, relegando lo rural al deterioro. La presente investigación, se enfoca en la fricción existente entre estos dos mundos, que dieron origen a lo periurbano, un lugar donde se yuxtaponen y coparticipan los espacios naturales, rurales y urbanos generando un sistema de interacciones (Pellicer, 1996), que en el caso de Santiago se define además por las superposiciones de múltiples límites gatilladores de la segregación y exclusión socioespacial de ciertos sectores. Puente Alto, San Bernardo y La Pintana, comunas periurbanas del cono sur de Santiago son la imagen de la fractura urbana por sus diversos límites. Proyectos infraestructurales (autopistas y ferrocarriles), elementos geográficos (cerros islas, río Maipo y paños agrícolas), asentamientos aislados e inadecuados y divisiones político-administrativa dan cuenta de un territorio fragmentado y desarticulado que requiere intervención. Bajos de Mena, uno de los barrios más estigmatizados de Santiago puede definirse en cuanto a sus superposiciones de límites que funcionan como barrera. Esta configuración de bordes rígidos ha forjado con el tiempo la segregación y exclusión socioespacial que caracteriza al sector. Las fronteras limitaron la posibilidades de movilidad, aumentaron los tiempos de viaje y restringieron la conectividad de los habitantes a nivel local y metropolitano (Landon, 2016). Sin embargo, con la llegada del metro a las comunas periurbanas (entre ellas Puente Alto, Bajos de Mena) se generará una nueva oportunidad de diseño y planificación tanto en el barrio como en todo el sector sur de Santiago. La intervención pretende generar un sistema intercomunal multiescalar urbano, paisajístico y social que cohesione y suture un territorio fracturado, diluya sus límites rígidos, integre la periferia a la trama urbana, reformule la relación campo-ciudad, preserve los sistemas con alto valor ecológico, mejore la movilidad intercomunal y metropolitana, integre a Bajos de Mena al contexto circundante, componga una trama de interrelaciones, para así fortalecer la identidad de Bajos de Mena y de la periferia sur, esto con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas y contribuir a reparar un ecosistema degradado y postergado.En las ciudades históricamente han existido dos grandes fuerzas contrapuestas: lo urbano y lo rural. Las urbes en su necesidad de expandirse se han situado sobre lo rural, consumiendo materiales, energía y suelo, relegando lo rural al deterioro. La presente investigación, se enfoca en la fricción existente entre estos dos mundos, que dieron origen a lo periurbano, un lugar donde se yuxtaponen y coparticipan los espacios naturales, rurales y urbanos generando un sistema de interacciones (Pellicer, 1996), que en el caso de Santiago se define además por las superposiciones de múltiples límites gatilladores de la segregación y exclusión socioespacial de ciertos sectores. Puente Alto, San Bernardo y La Pintana, comunas periurbanas del cono sur de Santiago son la imagen de la fractura urbana por sus diversos límites. Proyectos infraestructurales (autopistas y ferrocarriles), elementos geográficos (cerros islas, río Maipo y paños agrícolas), asentamientos aislados e inadecuados y divisiones político-administrativa dan cuenta de un territorio fragmentado y desarticulado que requiere intervención. Bajos de Mena, uno de los barrios más estigmatizados de Santiago puede definirse en cuanto a sus superposiciones de límites que funcionan como barrera. Esta configuración de bordes rígidos ha forjado con el tiempo la segregación y exclusión socioespacial que caracteriza al sector. Las fronteras limitaron la posibilidades de movilidad, aumentaron los tiempos de viaje y restringieron la conectividad de los habitantes a nivel local y metropolitano (Landon, 2016). Sin embargo, con la llegada del metro a las comunas periurbanas (entre ellas Puente Alto, Bajos de Mena) se generará una nueva oportunidad de diseño y planificación tanto en el barrio como en todo el sector sur de Santiago. La intervención pretende generar un sistema intercomunal multiescalar urbano, paisajístico y social que cohesione y suture un territorio fracturado, diluya sus límites rígidos, integre la periferia a la trama urbana, reformule la relación campo-ciudad, preserve los sistemas con alto valor ecológico, mejore la movilidad intercomunal y metropolitana, integre a Bajos de Mena al contexto circundante, componga una trama de interrelaciones, para así fortalecer la identidad de Bajos de Mena y de la periferia sur, esto con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas y contribuir a reparar un ecosistema degradado y postergado.En las ciudades históricamente han existido dos grandes fuerzas contrapuestas: lo urbano y lo rural. Las urbes en su necesidad de expandirse se han situado sobre lo rural, consumiendo materiales, energía y suelo, relegando lo rural al deterioro. La presente investigación, se enfoca en la fricción existente entre estos dos mundos, que dieron origen a lo periurbano, un lugar donde se yuxtaponen y coparticipan los espacios naturales, rurales y urbanos generando un sistema de interacciones (Pellicer, 1996), que en el caso de Santiago se define además por las superposiciones de múltiples límites gatilladores de la segregación y exclusión socioespacial de ciertos sectores. Puente Alto, San Bernardo y La Pintana, comunas periurbanas del cono sur de Santiago son la imagen de la fractura urbana por sus diversos límites. Proyectos infraestructurales (autopistas y ferrocarriles), elementos geográficos (cerros islas, río Maipo y paños agrícolas), asentamientos aislados e inadecuados y divisiones político-administrativa dan cuenta de un territorio fragmentado y desarticulado que requiere intervención. Bajos de Mena, uno de los barrios más estigmatizados de Santiago puede definirse en cuanto a sus superposiciones de límites que funcionan como barrera. Esta configuración de bordes rígidos ha forjado con el tiempo la segregación y exclusión socioespacial que caracteriza al sector. Las fronteras limitaron la posibilidades de movilidad, aumentaron los tiempos de viaje y restringieron la conectividad de los habitantes a nivel local y metropolitano (Landon, 2016). Sin embargo, con la llegada del metro a las comunas periurbanas (entre ellas Puente Alto, Bajos de Mena) se generará una nueva oportunidad de diseño y planificación tanto en el barrio como en todo el sector sur de Santiago. La intervención pretende generar un sistema intercomunal multiescalar urbano, paisajístico y social que cohesione y suture un territorio fracturado, diluya sus límites rígidos, integre la periferia a la trama urbana, reformule la relación campo-ciudad, preserve los sistemas con alto valor ecológico, mejore la movilidad intercomunal y metropolitana, integre a Bajos de Mena al contexto circundante, componga una trama de interrelaciones, para así fortalecer la identidad de Bajos de Mena y de la periferia sur, esto con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas y contribuir a reparar un ecosistema degradado y postergado.En las ciudades históricamente han existido dos grandes fuerzas contrapuestas: lo urbano y lo rural. Las urbes en su necesidad de expandirse se han situado sobre lo rural, consumiendo materiales, energía y suelo, relegando lo rural al deterioro. La presente investigación, se enfoca en la fricción existente entre estos dos mundos, que dieron origen a lo periurbano, un lugar donde se yuxtaponen y coparticipan los espacios naturales, rurales y urbanos generando un sistema de interacciones (Pellicer, 1996), que en el caso de Santiago se define además por las superposiciones de múltiples límites gatilladores de la segregación y exclusión socioespacial de ciertos sectores. Puente Alto, San Bernardo y La Pintana, comunas periurbanas del cono sur de Santiago son la imagen de la fractura urbana por sus diversos límites. Proyectos infraestructurales (autopistas y ferrocarriles), elementos geográficos (cerros islas, río Maipo y paños agrícolas), asentamientos aislados e inadecuados y divisiones político-administrativa dan cuenta de un territorio fragmentado y desarticulado que requiere intervención. Bajos de Mena, uno de los barrios más estigmatizados de Santiago puede definirse en cuanto a sus superposiciones de límites que funcionan como barrera. Esta configuración de bordes rígidos ha forjado con el tiempo la segregación y exclusión socioespacial que caracteriza al sector. Las fronteras limitaron la posibilidades de movilidad, aumentaron los tiempos de viaje y restringieron la conectividad de los habitantes a nivel local y metropolitano (Landon, 2016). Sin embargo, con la llegada del metro a las comunas periurbanas (entre ellas Puente Alto, Bajos de Mena) se generará una nueva oportunidad de diseño y planificación tanto en el barrio como en todo el sector sur de Santiago. La intervención pretende generar un sistema intercomunal multiescalar urbano, paisajístico y social que cohesione y suture un territorio fracturado, diluya sus límites rígidos, integre la periferia a la trama urbana, reformule la relación campo-ciudad, preserve los sistemas con alto valor ecológico, mejore la movilidad intercomunal y metropolitana, integre a Bajos de Mena al contexto circundante, componga una trama de interrelaciones, para así fortalecer la identidad de Bajos de Mena y de la periferia sur, esto con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas y contribuir a reparar un ecosistema degradado y postergado.En las ciudades históricamente han existido dos grandes fuerzas contrapuestas: lo urbano y lo rural. Las urbes en su necesidad de expandirse se han situado sobre lo rural, consumiendo materiales, energía y suelo, relegando lo rural al deterioro. La presente investigación, se enfoca en la fricción existente entre estos dos mundos, que dieron origen a lo periurbano, un lugar donde se yuxtaponen y coparticipan los espacios naturales, rurales y urbanos generando un sistema de interacciones (Pellicer, 1996), que en el caso de Santiago se define además por las superposiciones de múltiples límites gatilladores de la segregación y exclusión socioespacial de ciertos sectores. Puente Alto, San Bernardo y La Pintana, comunas periurbanas del cono sur de Santiago son la imagen de la fractura urbana por sus diversos límites. Proyectos infraestructurales (autopistas y ferrocarriles), elementos geográficos (cerros islas, río Maipo y paños agrícolas), asentamientos aislados e inadecuados y divisiones político-administrativa dan cuenta de un territorio fragmentado y desarticulado que requiere intervención. Bajos de Mena, uno de los barrios más estigmatizados de Santiago puede definirse en cuanto a sus superposiciones de límites que funcionan como barrera. Esta configuración de bordes rígidos ha forjado con el tiempo la segregación y exclusión socioespacial que caracteriza al sector. Las fronteras limitaron la posibilidades de movilidad, aumentaron los tiempos de viaje y restringieron la conectividad de los habitantes a nivel local y metropolitano (Landon, 2016). Sin embargo, con la llegada del metro a las comunas periurbanas (entre ellas Puente Alto, Bajos de Mena) se generará una nueva oportunidad de diseño y planificación tanto en el barrio como en todo el sector sur de Santiago. La intervención pretende generar un sistema intercomunal multiescalar urbano, paisajístico y social que cohesione y suture un territorio fracturado, diluya sus límites rígidos, integre la periferia a la trama urbana, reformule la relación campo-ciudad, preserve los sistemas con alto valor ecológico, mejore la movilidad intercomunal y metropolitana, integre a Bajos de Mena al contexto circundante, componga una trama de interrelaciones, para así fortalecer la identidad de Bajos de Mena y de la periferia sur, esto con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas y contribuir a reparar un ecosistema degradado y postergado.En las ciudades históricamente han existido dos grandes fuerzas contrapuestas: lo urbano y lo rural. Las urbes en su necesidad de expandirse se han situado sobre lo rural, consumiendo materiales, energía y suelo, relegando lo rural al deterioro. La presente investigación, se enfoca en la fricción existente entre estos dos mundos, que dieron origen a lo periurbano, un lugar donde se yuxtaponen y coparticipan los espacios naturales, rurales y urbanos generando un sistema de interacciones (Pellicer, 1996), que en el caso de Santiago se define además por las superposiciones de múltiples límites gatilladores de la segregación y exclusión socioespacial de ciertos sectores. Puente Alto, San Bernardo y La Pintana, comunas periurbanas del cono sur de Santiago son la imagen de la fractura urbana por sus diversos límites. Proyectos infraestructurales (autopistas y ferrocarriles), elementos geográficos (cerros islas, río Maipo y paños agrícolas), asentamientos aislados e inadecuados y divisiones político-administrativa dan cuenta de un territorio fragmentado y desarticulado que requiere intervención. Bajos de Mena, uno de los barrios más estigmatizados de Santiago puede definirse en cuanto a sus superposiciones de límites que funcionan como barrera. Esta configuración de bordes rígidos ha forjado con el tiempo la segregación y exclusión socioespacial que caracteriza al sector. Las fronteras limitaron la posibilidades de movilidad, aumentaron los tiempos de viaje y restringieron la conectividad de los habitantes a nivel local y metropolitano (Landon, 2016). Sin embargo, con la llegada del metro a las comunas periurbanas (entre ellas Puente Alto, Bajos de Mena) se generará una nueva oportunidad de diseño y planificación tanto en el barrio como en todo el sector sur de Santiago. La intervención pretende generar un sistema intercomunal multiescalar urbano, paisajístico y social que cohesione y suture un territorio fracturado, diluya sus límites rígidos, integre la periferia a la trama urbana, reformule la relación campo-ciudad, preserve los sistemas con alto valor ecológico, mejore la movilidad intercomunal y metropolitana, integre a Bajos de Mena al contexto circundante, componga una trama de interrelaciones, para así fortalecer la identidad de Bajos de Mena y de la periferia sur, esto con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas y contribuir a reparar un ecosistema degradado y postergado.
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Tesis (Magíster en Proyecto Urbano)--Pontificia Universidad Católica de Chile, 2020
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